La reencarnación de la dulzaina segoviana

Los Mellizos de Lastras son los discípulos directos del tío Cerillas y el tío Mariano, dos personas memorables que, con gran generosidad, transmitieron a los hermanos sus conocimientos sobre la dulzaina y el tamboril. Su pasión por la música tradicional los ha convertido en un eslabón entre generaciones que ha garantizado la pervivencia de la dulzaina y de ritos asociados a este instrumento, como la danza de paloteo. Óscar y Roberto son el alma de su rincón segoviano, y mucho cuidado con decir que “hay que mantener la dulzaina”. Porque ellos saben que está tan viva como siempre.

Es imposible seguir la trayectoria de los Mellizos de Lastras y no creer, aunque sea por un instante, en el fenómeno de la reencarnación. Nacidos del mismo vientre el 8 de diciembre de 1967, estos dos hermanos vieron la luz separados, aunque casi toda su vida han permanecido unidos, como siameses, por la dulzaina y el tamboril.

En buena medida, atribuyen su afición por la música tradicional a su padre, que no tocaba ningún instrumento pero que los incitó a prestar atención a actuaciones como las que ofrecían en Lastras de Cuéllar el tío Cerillas (dulzaina) y el tío Mariano (tamboril). Recuerdan cómo, desde pequeños, se pegaban a los dos músicos y no se perdían una sola de sus notas, hasta que un día acabaron por sentarse en las rodillas de los dos venerables artistas y aprendieron los secretos de sus instrumentos como ellos lo habían hecho: de oído y sin partitura. Óscar y Roberto, los mellizos, comenzaron a actuar con apenas diez años junto a sus maestros.